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20 Claves psicológicas para que tu hijo coma Niño

20 Claves psicológicas para que tu hijo coma

Si tu hijo da problemas a la hora de la comida, se niega a probar alimentos nuevos o crees que come de manera insuficiente, te proponemos algunas pautas para darle la vuelta a la tortilla.

Es posible que haya niños con menos apetito que otros, incluso algunos que se nieguen a comer por diversas razones, pero, por lo general, este problema deriva más de una vez de expectativas demasiado altas de los padres respecto a lo que deberían comer sus hijos.

Si ante vuestros miedos a que su falta de apetito habéis acudido ya al pediatra, y este os ha informado de que no hay por qué alarmarse, ya que su talla y su peso están dentro de lo normal y si además es un niño que no se pone más enfermo de lo habitual, calma por favor.

Intenta no medir lo que come tu hijo con el rasero de lo que coman los de los demás, y párate a pensar por un momento que si un día come poco o menos de lo habitual (a tu entender) tal vez es por que su tripita esté llena y no necesite comer más.

Por otro lado, la mayoría de estos problemas surgen entre el año y los tres años de vida. Muchos padres piensan que si de bebé su hijo comía mucho, ahora con dos años o tres debe comer el doble o el triple. Craso error. No lo necesita tanto. Lo que sucede es que a partir de, aproximadamente, los 12-15 meses, la velocidad a la que venía creciendo se ralentiza y por tanto ya no se nota ese progreso que venías advirtiendo durante esos primeros meses de lactante. Esto se debe a que ya no necesita la misma cantidad de comida/energía diaria para crecer y moverse. Además, los estómagos de los niños son muy pequeños, y necesitan comidas concentradas, con muchas calorías en poco volumen. Los niños pequeños, por más que lo intenten, no pueden comer la cantidad de verdura necesaria, porque no les cabe en el estómago, por ello, no hay que pretender darles un plato entero de verdura, ya que su dosis normal suele ser de apenas unas cucharadas.

Pero a partir de los cinco años su gasto energético se dispara, por lo que sus requerimientos aumentarán y pronto te olvidarás de lo poco que comía de peque.

 

Calves psicológicas para que coma

  1. Nunca insistas: para los peques, el hecho de ver que les insistimos demasiado con un alimento en concreto les hace pensar que no es tan bueno como les intentamos vender. Los padres que insisten a un niño para que coma verduras y luego le premian con el postre solo consiguen exacerbar el problema: están reforzando la idea de que las verduras son horribles y el postre deseable.
  2. Cuenta con su opinión: en algunas ocasiones conviene darles un poco de manga ancha y dejarles decidir por sí mismos. Eso al menos indica un estudio de la Universidad de Granada, que ha demostrado que permitir a un niño pequeño elegir libremente qué verdura le gustaría comer ayuda a aumentar hasta un 80 por ciento el consumo de estos alimentos en la población infantil.
  3. Camufla: el sabor amargo del calcio, muy presente en las espinacas, acelgas, la col, la cebolla, el cardo o el brócoli, puede ser un factor sensorial que influye muy negativamente en el paladar de los niños, haciendo que rechacen su consumo. Solo tenéis que buscar algo para contrarrestar ese amargor.
  4. Déjale elegir un alimento que puede no comer: con la condición de que no sea genérico (pasta, legumbres, pescado).
  5. Prueba más adelante: si tu hijo se niega a comer unas verduras no tires la toalla y sigue sirviéndole verduras nuevas sin presuponer que vaya a rechazarlas.
  6. Jamás le obligues a comer: al dejar de obligarle, va a seguir comiendo lo mismo, pero sin los sufrimientos y peleas que hasta entonces acompañaban a la comida. Y no obligarle incluye no chantajearle, no hacerle el avión con la cuchara, no recriminarle que come poco o que has trabajado mucho en la cocina para que luego no se lo coma.
  7. Felicítale cuando come bien: conviene atender los comportamientos positivos de tu hijo y reconocérselos, de esta manera los repetirá. Por ejemplo, si le dices «¡Es fantástico cómo lo haces de bien, qué mayor te estás haciendo!» cuando se lleva la cuchara a la boca, volverá a llamar tu atención repitiendo esa conducta.
  8. No atiendas sus comportamientos negativos: probablemente deje de llevarlos a cabo (al no obtener tu atención) y aprenderá qué es lo que no puede hacer.
  9. Sigue un ritual: seguiremos siempre el mismo ritual, antes de comer le recordaremos los pasos que ha de seguir (lavarse las manos, poner la mesa, el babero, sentarse a la mesa…), si es necesario le ayudaremos.
  10. Escoge el momento adecuado: aprovechar el momento del día en que tu niño está más dispuesto a probar un alimento nuevo.
  11. Ofrécele el alimento cuando tenga hambre: si se le ofrece una vez que ya ha comido, posiblemente esté saciado y lo rechace.
  12. Dale el nuevo alimento junto con otros alimentos que ya conoce.
  13. Sírvele una porción pequeña del nuevo alimento.
  14. Dale autonomía: permite que coma con su mano y su propio tenedor la cantidad que quiera comer y no hagas nada (ni insistir, ni distraer, ni prometer, ni amenazar, ni premiar, ni nada) para que coma más.
  15. Crea platos divertidos: en Internet, libros y revistas tenemos miles de ideas para hacer platos saludables con una gran presencia para los niños. Desde dibujos de animales a lo que se te ocurra.
  16. Invierte el orden: primer plato, segundo plato, postre… es inútil ser tan rígido. El orden “lógico” convencional de entrante-plato principal-postre no debe ser obligatorio para los niños.
  17. Sírvele poco: 2 o 3 cucharadas de carne y de verduras, por ejemplo. Un plato lleno es un verdadero inhibidor del hambre cuando uno no tiene apetito. Es preferible volver a servirle si el niño lo pide.
  18. Entiende a tu hijo: un bebé llora porque ha comido demasiado, pero su madre, en vez de hacerle caso como siempre, intenta obligarle a comer más. Su hijo no entiende el por qué, no sabe si ha comido más o menos de lo que dice el libro, o de lo que dice el pediatra, o de lo que come el hijo de la vecina. Él no ha oído hablar del calcio, ni del hierro, ni de las vitaminas. Solo sabe que le duele la barriga de tanta comida, y sin embargo le quieren meter más. Para él, esta conducta de su madre es tan absolutamente incomprensible, como si le pegase o le dejase pasar la noche en la calle.
  19. Enseña con el ejemplo: los padres son modelos para sus hijos en todo, incluyendo la alimentación. No se puede pretender que un niño coma fruta si ve que los padres jamás la comen. Especialmente a partir de los cuatro años, cuando empiezan a cuestionarlo todo.
  20. No vivas como un sufrimiento algo tan bonito como son los primeros años de vida de un hijo: a muchos padres se les olvida disfrutar con sus hijos por temas como este, y es el aspecto más importante.

 





sandra hernandez

Si son muy prácticos pero si aun así no quiere y lo único k desea es leche k hago