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¿Cómo medicarme de forma segura? Embarazo y parto

¿Cómo medicarme de forma segura?

Ciertos fármacos pueden afectar tanto al feto como a la futura madre. Si el futuro bebé se expone a determinados medicamentos, se pueden producir efectos negativos como malformaciones o alteraciones en ciertos órganos. Aunque, del total de malformaciones que pueden aparecer en un recién nacido, tan solo el uno por ciento son atribuibles a la acción terátogena (causante de malformación) de un medicamento.

 

Consulta con tu ginecólogo

El ginecólogo siempre prescribirá la mínima cantidad posible de fármacos, eligiendo los que tengan acreditada su inocuidad. Cuando haya que usar alguno de menos seguridad, solo en casos de cuadros graves, se valorarán los beneficios esperados frente a los posibles riesgos del tratamiento.

Otra precaución que siempre se adopta es la optar por los fármacos que lleven más tiempo de uso, por su mayor conocimiento y demostración de inocuidad. Por tanto, se intenta no recurrir, salvo caso muy necesario, a los más nuevos, de los que se tienen pocos datos de uso en embarazadas.

No hay que temer ingerir durante el embarazo los medicamentos prescritos por un médico, porque existen muchos que no comportan riesgo alguno.

Si la gestación no es evidente, hay que comunicárselo siempre a cualquier profesional médico antes de cualquier prescripción.

 

Alivio para el dolor

Es muy frecuente tener que usar analgesia por dolor de diferentes tipos en la gestación. En este caso, el paracetamol, salvo casos de insuficiencia hepática (poco frecuentes) es el medicamento de elección en el embarazo. En caso de dolores de más entidad, con requerimiento de analgésicos más potentes, será el ginecólogo quien establecerá el criterio a seguir. Lo que sí es importante aclarar es que no es aconsejable el uso de aspirina.

 

Tipos de fármacos

  • Los antibióticos: su administración siempre requiere la prescripción de un médico. En el caso del embarazo, como norma, se usan aquellos que no generan problemas como las penicilinas y cefalosporinas y algunos otros, de amplio uso, que no plantean inconvenientes por riesgos especiales.
  • Los sedantes: hay que tener precaución, especialmente en las primeras fases del embarazo, porque podrían resultar peligrosos.
  • Los antidepresivos modernos: han demostrado su inocuidad en muchos casos, pero es el médico quien la debe valorar.
  • Determinados anticoagulantes, los antitiroideos, algunos antiepilépticos, antibióticos como las tetraciclinas o la estreptomicina, los quimioterápicos usados en el tratamiento del cáncer, algunos tratamientos del acné o de la artritis reumatoide y algunos tratamientos antipsicóticos: tienen riesgos y deben ser manejados con cautela durante el embarazo, de acuerdo a las directrices que los especialistas en cada patología concreta y los ginecólogos conocen, adecuando la situación al menor riesgo posible.

 

Nunca te automediques

La futura mamá no debe automedicarse. Esta práctica, salvo en casos muy concretos, es siempre desaconsejada y, durante la gestación, presenta mayores riesgos porque no solo está en juego la salud de la madre, sino también por la potencial acción perjudicial sobre el feto en formación. El periodo más importante para estos efectos es el primer trimestre del embarazo, época en la que se encuentran en formación las estructuras del embrión y en la que existe una mayor sensibilidad a la acción de los medicamentos sobre este complicado y delicado proceso.

Dentro de este consejo de no automedicarse, también se engloban las plantas. La creencia de que estas son inocuas es errónea, de hecho, muchos tratamientos “naturales” también pueden provocar efectos adversos (abortos, contracciones o incluso también malformaciones).

 

5 soluciones sin peligro

  • Dolor de cabeza: el analgésico indicado es el paracetamol, salvo contraindicación.
  • Resfriado: lo que se recomienda es hidratación, vitamina C (a través de zumos de naranja), suero fisiológico en las fosas nasales, algún antiséptico faríngeo y, si hay congestión, paracetamol cada ocho horas.
  • Dolores musculares: para dolencias como la ciática, por ejemplo, lo que se necesita es reposo, una faja para sujetar la columna, analgesia (normalmente con paracetamol, aunque a veces se requiere analgesia más potente) y vitaminas del grupo B.
  • Náuseas o vómitos: se pueden tratar con doxilamina al acostarse. Pero si no ceden, el médico establecerá una pauta más completa.
  • Pesadez estomacal y reflujo: no están indicados los antiácidos habituales con magnesio o aluminio, por lo que la mejor opción es una pauta dietética con comidas frecuentes y poco copiosas. Si persisten, la ranitidina es una buena solución.

 

Despeja tus dudas

¿Qué pasa si he tomado algún medicamento en las semanas iniciales del embarazo, cuando desconocía aún su existencia?

Debes dejar toda medicación que no te prescriba el médico sabedor de tu estado, pero, la que hayas tomado en esa fase, reaccionará en función a la llamada “ley del todo o nada”. Es decir, tanto puede impedir la evolución del embrión, y por tanto, no permitir que se produzca el embarazo, o por el contrario, no repercutir en absoluto en el embarazo ni afectar al feto (no produciría malformaciones).

¿Qué debo hacer si padezco alguna enfermedad que necesariamente requiere medicación?

La diabetes o la epilepsia son dos patologías muy frecuentes, que también puede sufrir la embarazada. En estos casos, es muy importante la planificación de la gestación para establecer las modificaciones precisas de los tratamientos, evitando los fármacos con riesgo de inducir malformaciones. Pero no hay que preocuparse, ya que existen alternativas seguras para ambos casos.

 

El caso de las vitaminas

Estas sustancias suelen usarse frecuentemente como suplementación en el embarazo, por eso, y aunque no sean medicamentos, también debemos estar al tanto de sus efectos. Son inocuas las vitaminas del grupo B, el ácido fólico o la vitamina C; mientras que las liposolubles (vitamina A y D, fundamentalmente), como se acumulan en la grasa, pueden resultar tóxicas y no suelen estar presentes en los preparados polivitamínicos y minerales aconsejados durante el embarazo, o lo están en pequeñas dosis, no peligrosas.