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El catarro Enfermedades niños

El catarro

Puede ser normal que un niño que vaya al colegio o a la guardería se acatarre de siete a ocho veces al año; su sistema inmunológico es aún inmaduro y, por ello, sus defensas no están preparadas.

La mayoría de los catarros no tienen ninguna repercusión. Aunque en los recién nacidos o en niños con problemas respiratorios podrían llegar a ser motivo de hospitalización.

Centenares de virus están implicados en las infecciones de vías respiratorias superiores, aunque los más frecuentes suelen ser el Virus Respiratorio Sincitial, los Rinovirus y los Parainfluenzavirus.

 

Consejos para tener en cuenta

A pesar de que a efectos prácticos interesa poco saber cuál de ellos ha sido el agente etiológico concreto causante del catarro, importa mucho, en los catarros de etiología viral, tener en cuenta estas tres cuestiones:

  • Los virus, al contrario que las bacterias, no responden a los antibióticos. Por tanto, para curar un resfriado banal solo será necesario un tratamiento sintomático. El antibiótico se reserva para el catarro complicado.
  • Los virus se transmiten por las secreciones: las guarderías y los colegios son  lugares que favorecen este contagio. Los niños intercambian virus a través del contacto físico y de los juguetes; además de por las pequeñas gotitas de secreciones que se difunden por el aire. Por tanto, las aulas u otros  espacios reducidos pueden facilitar la transmisión.
  • La época fría del año es la más propicia para esta infección. La razón no es que en invierno haya mayor número de virus, el motivo es que el frío debilita la mucosa respiratoria y esto facilita su entrada en el organismo.

 

Síntomas de alarma

La mayoría de catarros se curan sin necesidad de medicación. Tanto los niños menores del año de vida como los que presenten un cuadro de fiebre axilar mayor de 39 grados centígrados, acompañado de escalofríos, dolor intenso de cabeza, vómitos, decaimiento, rigidez de cuello o coloración cutánea anormal que pueda hacer pensar en una infección más grave, son los que requieren más atención del pediatra.

Si el catarro afecta a los pulmones, es cuando se puede complicar con más frecuencia.

La bronquitis es una inflamación de los bronquios pulmonares que dificulta la respiración. En ocasiones, esta enfermedad puede requerir medicación nebulizada para dilatar los bronquios.

 

Más vale prevenir

La forma más fácil de prevenir el catarro consiste en evitar que los virus lleguen a los más pequeños. Para ello debemos:

  • Lavarnos las manos siempre que vayamos a tocar a un bebé.
  • Mantener limpios los juguetes para impedir la transmisión de virus cuando juegan con otros niños; así como, sus manos.
  • No poner en contacto a los pequeños con personas acatarradas y, si no fuera posible, hacer que éstas usen mascarillas para filtrar el aire.
  • Ventilar las habitaciones de la casa para impedir la transmisión de los virus de las secreciones disueltas en el aire.
  • Evitar los cambios bruscos de temperatura.
  • Humidificar el aire; para esto es útil que el niño respire a través de una bufanda.