Está en

Niño | Educación | ¿Cómo enseñarles disciplina?

¿Cómo enseñarles disciplina? Niño

¿Cómo enseñarles disciplina?

Desde el primer año podemos establecer en nuestros hijos unas bases para marcar los límites y para que entiendan que todo tiene un orden. Siempre desde los buenos tratos.

La disciplina es enseñar a encauzar la vida de un niño para que obtenga logros, y siempre desde los buenos tratos.

No es algo que se deba enseñar cuando los niños empiezan a gatear o a caminar y a tocarlo todo, sino mucho antes. Necesita tener unos cimientos más tempranos; ser una forma de convivencia con el bebé, a fin de que perciba poco a poco que todo sigue un orden, que tiene un ritmo.

 

Aprender a aceptar un “no”

La mayoría de los niños, cerca del año son, capaces de entender el significado de la palabra “no”. También pueden cambiar de actitud cuando un comportamiento no es aceptado por los adultos. Un tono de voz suave, y mirarle a los ojos, les ayuda a comprender que siempre tendrán el afecto de los padres, pero al mismo tiempo que hay cosas que no son aceptadas.

Es evidente que a esta edad, el niño será incapaz de manejar el enfado sin la ayuda del adulto, lo cual no implica claudicar ante los berrinches. Un enojo se calma con distracción, un berrinche, dándole tiempo para que se calme sin intervenir directamente (observando que no se haga daño), pero estando a su lado.

 

Normas claras

Al año de edad las reglas deben empezar a ser claras, a no cambiarlas y a tener siempre la misma consecuencia; es decir, si tira la cuchara al suelo debe recogerla siempre. En ningún caso hay que castigarlos o quitarles, por ejemplo, un juguete que le agrada. No hay que olvidar que a esta edad la disciplina se aprende también por imitación. Los niños observan el comportamiento de los adultos que les rodean. Y aunque no hablen con fluidez, ello no significa que no comprendan mensajes como “Sí puedes hacerlo” o “No puedes hacerlo”. En primer lugar, porque desde que tiene tres o cuatro meses, el niño sabe distinguir distintas entonaciones como las que indican admiración (“¡Qué guapa eres!”), interrogación (“¿Quieres jugar?”) o afirmación contundente  (“La silla no se chupa...”).

También a partir de esa edad empiezan a desarrollar una capacidad para anticiparse a los hechos, por ejemplo, esperando que después de que le cojas una mano le digas  “Dame la otra”, o bien cuando al acabar de comer le decís “Es hora de dormir”. Así que si tu hijo se hace el distraído cuando le indicas que haga o deje de hacer algo, ¡repíteselo y dale más tiempo!

 

A partir de los dos años

A esta edad los niños se sienten más libres, con ganas de poner en práctica las capacidades adquiridas y experimentar con todo lo que está más allá de papá y mamá. Es una edad difícil en cuanto a disciplina, ya que quieren hacer valer sus derechos, pero les cuesta trabajo respetar los de los demás y pedir las cosas de buenas maneras.

Así, cuando se les pide que hagan algo, como recoger los juguetes, es importante hacer con ellos las cosas que se les indican, para que vean cómo proceder.

La confianza hacia los padres en esta etapa es también  decisiva. Los niños que no tienen una influencia positiva de los padres, suelen ser más dependientes, y rechazan más colaborar, incluso son menos fáciles de manejar. Es una buena estrategia explicarles cualquier cambio de actividad que va a suceder. Por ejemplo decirle: “Dentro de cinco minutos vamos a dormir”.

También es fundamental crear hábitos de higiene, aunque aún se muestren anárquicos o en verdaderas actitudes de oposición.

 

Haz que participe

Los niños de los tres a los cuatro años siguen siendo sumamente motrices y es fácil conseguir dar pasos importantes en lo que a la disciplina se refiere si se les imponen retos como: “Te apuesto a que eres capaz de acabarte toda tu sopa sin jugar con ella”. Pero, en esta etapa, ellos también sienten que pueden decidir si aceptan las reglas o no, así que habrá que buscar otros caminos para que colaboren. Se les puede decir que necesitas ayuda para que todo esté tranquilo, o hacerles responsables de algo.

Antes de ir a cualquier lugar público explícale a tu hijo cómo se debe comportar, lo que puede hacer y lo que no puede hacer. En un supermercado puedes hacer que participe en la compra y que se sienta importante porque te está ayudando. Si tiene un berrinche en esta etapa, distráelo, dile lo que te gusta de él y lo que no quieres ni estás dispuesta a permitir.

 

Pautas para padres

Cuando los hijos son pequeños la clave está en la paciencia. En cualquier caso también es importante:

  • No ser demasiado estrictos ni demasiado permisivos.
  • Mirarle a los ojos y decirle de forma clara y en voz baja lo que se espera de él .
  • Ayudarle a aceptar la frustración. Nunca colmarle de objetos para que se calme.
  • Permitir que se socialice con otros niños.
  • Ayudarle a canalizar sus impulsos positivamente.
  • Ser coherentes entre el mensaje verbal y lo que se hace.
  • Abrazarlos cuando estén excitados.
  • Apartarlos de los lugares donde hay muchos estímulos.