Está en

Bebé | 0 - 9 meses | Bebés de alta demanda

Bebés de alta demanda Bebé

Bebés de alta demanda

Lloran más fuerte y más a menudo que el resto de bebés, comen con más ansia, apenas duermen, parece que nunca están satisfechos y precisan de cuidados constantes. ¿Reconoces estos síntomas? ¿Es tal vez tú hijo un bebé de alta demanda?

Agotador, extenuante, estresado… así es el día a día con un bebé de alta demanda. Imagina no poder dejar tranquilamente al bebé durmiendo en su cuna porque apenas concilia el sueño un par de horas seguidas, o tener que darle el pecho cada pocas horas, o no poder hacer las tareas del hogar porque quiere que le cojas en brazos todo el tiempo… cansa solo imaginarlo y a esto es a lo que se enfrentan los padres de bebés de alta demanda. Todos coinciden en dos aspectos acerca de estos pequeños: nunca están satisfechos y sólo piden, piden y piden.

 

¿Cómo son estos niños?

  • Son más intensos: lloran más alto, sonríen con gusto y protestan con más fuerza.
  • Son hiperactivos y les cuesta relajarse.
  • Maman frecuentemente (cada 20, 15 o cinco minutos).
  • Son demandantes. Nunca tienen suficiente y siempre lo piden todo con urgencia exagerada.
  • Les cuesta conciliar el sueño y también mantenerse dormidos. Cualquier ruido o movimiento les despierta.
  • Se muestran siempre insatisfechos. Son malhumorados, quisquillosos, no están a gusto de ninguna manera.
  • Son impredecibles. Las rutinas no sirven con ellos.
  • Son hipersensibles. Cualquier cosa les excita, están en estado de alerta continuo y se sobresaltan con facilidad.
  • Necesitan más que ningún otro bebé el contacto piel con piel.
  • Viven en constante angustia de separación de los padres.

Existen factores ambientales que influyen en que el bebé sea o no de alta demanda: el estrés durante la gestación (por un embarazo de riesgo, una situación económica difícil, un accidente, la muerte de un ser querido…); un trauma perinatal o posnatal (parto prematuro, período largo en la incubadora, parto largo y con sufrimiento fetal, separación prolongada de la madre después de nacer…), pero el principal es el factor genético.

 

Consecuencias en el día a día

Todas estas peculiaridades de los bebés de alta demanda influyen inevitablemente en la rutina diaria de sus padres. No son pocos los ámbitos que se ven afectados: los padres acumulan un cansancio excesivo porque son bebés que duermen muy poco. Además, durante los primeros meses, salir de casa sin el bebé es tarea imposible debido a sus repentinos llantos desconsolados y desgarradores o a su malhumor. Al ser nerviosos e inquietos no se pueden realizar con ellos actividades tan sencillas como asistir a un taller de masajes (no se dejan manipular, están tensos y no disfrutan del masaje). Respecto a la alimentación, en la etapa de la lactancia son bebés que piden el pecho o el biberón constantemente. Necesitan ser alimentados con frecuencia. Además, la relación de pareja se ve resentida, los padres están estresados, agotados y como consecuencia discuten más a menudo. Lo peor es que en muchas ocasiones los padres de estos bebés hacen las cosas deprisa y corriendo y dejan de disfrutar de lo que hacen. Pero sobre todo, la mayor consecuencia es que los padres se sienten desorientados, no saben cómo actuar, y lo que es peor consideran que estén haciendo algo mal para que el bebé se comporte de esa manera.

 

¿Cuándo preocuparse?

No hay que confundir el llanto excesivo y frecuente de un bebé de estas características con aquellos que lloran por enfermedad o porque no se les presta la atención adecuada. Un llanto normal de un bebé es aquel que responde a las causas más habituales: hambre, sueño, pañal sucio… Si el pequeño está bien, el llanto se soluciona rápidamente. Si al coger al bebé en brazos se consuela el llanto, aunque sea en parte, normalmente es tranquilizador. Sin embargo, si al levantarle o mecerle el llanto incluso empeora, sí se debe acudir a un pediatra.

 

Evolución del bebé de alta demanda

La duda es la siguiente: estos bebés… ¿serán también niños de alta demanda? La respuesta es sí. No solo será un niño de alta demanda, sino también un adulto. Los padres deben entender que no podrán cambiar el carácter de su bebé ni su forma de ser. Sobre los dos años, el período de las rabietas suele ser más intenso que en los demás niños, aunque no todos siguen el mismo patrón de conducta. Lo fundamental es crear un ambiente acogedor, familiar y ser flexibles con estos niños, ya que estos bebés no son el problema. Ellos son así porque han nacido así y es tarea de los padres aceptarlos como son, disfrutarlos y hacerles la vida más fácil.

 

El qué dirán

Como en muchos aspectos de la vida, los comentarios de la gente acerca de un bebé de alta demanda influye en los padres e incluso en estos pequeños. La mayoría de las personas tienden a tacharles de consentidos o caprichosos cuando la realidad es otra. De la misma manera que no todos los niños tienen el mismo carácter —unos son más tranquilos y otros más alborotadores—, hay niños que exigen una mayor cuota de atención. Pero también es cierto que parte de este comportamiento puede ser transmitido por los padres: responder excesivamente y de forma inmediata a cualquier demanda del niño puede ser tan contraproducente como el atenderle tarde o no hacerlo nunca. Como en todo, en el término medio está la virtud.

 

5 consejos de supervivencia

  • Considerar vuestras necesidad y no solo las del bebé.
  • Hacer del dormir una prioridad. Aprovechad los escasos momentos en los que el bebé duerme para descansar vosotros también.
  • Fundamental: la comprensión. Para ello encontrad un grupo de apoyo o incluso crear uno vosotros mismos por ejemplo abriendo un foro en Internet.
  • Aprended a anticiparos a las necesidades de vuestro bebé. En unos meses conoceréis a la perfección a vuestro pequeño y sabréis cuándo precisa una cosa u otra. Adelantaros a él y planificad el día por anticipado.
  • No os sintáis culpables.