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Qué hacer cuando come demasiado Alimentación

Qué hacer cuando come demasiado

A la mayoría de los padres les preocupa que su hijo no coma, en cambio para otros la preocupación es totalmente la contraria: sus hijos comen demasiado. Descartar problemas de salud y equilibrar sus hábitos nutricionales es la clave para acabar con el problema.

La falta de apetito es frecuente en los niños, pero también hay pequeños que, por diferentes factores, pueden tender a comer mucho. Hay momentos en que esto es normal, pero lo peligroso es que se descontrole, suceda fuera de horas y repercuta en su peso, pudiendo comenzar a tener problemas de obesidad.

La clave siempre está en que lo que coma tu hijo sea saludable y en compensar las cantidades ingeridas con el ejercicio realizado.

 

Estoy creciendo, ¡qué hambre!

El organismo del niño en ocasiones requiere mayor cantidad de energía y, por tanto, de calorías. Si el pequeño aumenta su actividad física, por ejemplo cuando aprende a andar o a correr, seguro que tenderá a comer más; así como si a un niño un poco más mayor le apuntamos a hacer deporte.

Pero cuando está creciendo, también demandará más alimentos. Estos “picos” de crecimiento suelen coincidir con períodos de aumento del apetito y, por consiguiente, con una mayor ingesta de comida.

Son simplemente etapas que hay que controlar, pero que necesariamente no tienen por qué ser negativas para su salud.

Sin embargo, existen también casos esporádicos más puntuales en los que el aumento de apetito nos puede dar pistas sobre una carencia en nuestros niños, que el cuerpo intentará solucionar aumentando la sensación de apetito en los pequeños. Incluso podría tratarse de enfermedades tipo diabetes o estrés. Por eso es importante que si existe un cambio drástico en la conducta alimentaria de nuestro hijo, su pediatra lo valore.

 

Una alimentación variada

Lo más importante para que los niños estén correctamente nutridos es que su alimentación sea variada y equilibrada, y que aprendan qué alimentos tienen que consumir ocasionalmente. Lo ideal es que en la dieta de los niños se incluyan alimentos que aporten energía directa, como los hidratos de carbono (pasta, cereales, arroz, patatas, pan…). Pero también cabe destacar la importancia del aporte de proteínas en la edad de crecimiento. Es muy importante que exista una buena fuente proteica (carnes, pescados, huevos, legumbres, lácteos), ya que de ella depende un sano crecimiento en los niños. Eso sí, no se les debe prohibir ningún alimento, ya que le puede crear más ansiedad y necesidad de comerlo a escondidas. Incluso a un niño que presente sobrepeso no se le debe negar un dulce ocasionalmente (una vez por semana), o una merienda o cena “especial”.

 

¿Cómo burlar el hambre?

Si los niños siguen una dieta saludable y completa, pero aún así siguen presentando mucho apetito, puede dar buenos resultados ofrecerles alimentos saciantes con bajo aporte calórico, pero con una buena concentración de nutrientes, por ejemplo, la fruta, que tiene un alto contenido en agua y fibra. Prueba a darle frutas y verduras antes de del bocadillo de la merienda, incluso antes de las comidas, si es necesario. Los yogures también pueden calmar su apetito sin aportar muchas calorías y están cargados de nutrientes. Además, actualmente existen preparados especiales como las gelatinas, enriquecidas en vitaminas, con bajo contenido de azúcar y muy sanas que pueden hacer calmar el apetito de cualquier niño goloso.

Si el niño tiene a mano este tipo de alimentos, en vez de  otros productos muy calóricos como las patatas fritas, los embutidos o la bollería industrial, aunque coma mucha cantidad, no habrá mayores problemas.

 

Reglas de oro

  • Que el niño no se salte ninguna de las cinco comidas diarias: desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena; y a ser posible que las haga siempre aproximadamente a la misma hora. Esto es esencial para evitar la ansiedad y que coma por su cuenta ciertos alimentos poco aconsejables. Además, es muy importante que coma despacio y masticando bien.
  • Que huya de la vida sedentaria. Anima a tu hijo a practicar ejercicio físico a diario, adecuado a su edad. No hace falta apuntarle a deportes de competición, es perfectamente válido desde jugar un buen rato en el parque con la pelota a saltar a la comba con otras niñas. Esto, además de ayudarle a controlar su peso, le proporciona un bienestar general.