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Niño | 2 a 6 años | Consigue que tu hijo sea feliz

Consigue que tu hijo sea feliz Niño

Consigue que tu hijo sea feliz

Si bien la capacidad de ser feliz es innata, está en nuestras manos trabajar con los niños desde pequeños para incrementarla. 

Conseguir que los hijos sean felices es una de las principales metas de los padres. Nuestro hijo, desde que es bebé, necesita de nuestro afecto como parte importante de su felicidad. Pero, además, le influye el entorno que le rodea y, algo muy importante, requiere de sí mismo para sentirse dichoso. Necesita sentirse satisfecho con su propia vida para conseguirlo y por lo tanto tiene que poner de su parte. A ser feliz  se aprende y los niños aprenden a ser felices cuando su entorno es feliz​.

 

Claves para conseguir felicidad

  • Ser amable: los niños amables experimentan mayores niveles de satisfacción y energía, se vuelven más cariñosos y agradables y gozan de estabilidad en su ámbito social.  
  • Dar las gracias: los niños que desarrollan su actitud de reconocimiento y gratitud hacia las cosas que poseen, entienden lo habitual como un regalo que, además, favorece la estabilidad mental y enriquece su crecimiento en el entorno familiar. Cuando se muestra respeto por las cosas que hacen por nosotros, se valora también lo importantes que somos para el grupo, generando un sentimiento de pertenencia y seguridad dentro de la comunidad.
  • Ser positivo: los niños educados en una interpretación positiva del mundo son más seguros y creen más en sí mismos. En la edad adulta el positivismo ayuda a encontrar oportunidades (a nivel personal y laboral) y a enfocar las soluciones de una manera más directa. Además, las personas positivas suelen ser más generosas, persistentes y responsables, se deprimen menos y tienden a ser enormemente apreciadas en sus círculos sociales debido a la empatía y energía que genera esta actitud.  
  • No etiquetar: las etiquetas limitan y perjudican el desarrollo de la identidad del niño. “Eres malo” o “vaya niña más llorona” son descripciones que se utilizan cuando los pequeños reiteran sus actitudes y que predisponen al niño a moldear su actitud para encajar en este perfil. La mejor manera de desarrollar la felicidad en la infancia es tratarles como si fuesen lo que deberían, ser para convertirles en lo que potencialmente pueden ser: no debemos cometer el error de etiquetarle como si el ser malo fuese algo inherente en el niño y que no se puede cambiar, de esta forma solo conseguiremos que el niño se habitúe al adjetivo y que lo viva como “yo soy así, y por tanto no lo voy a cambiar”. Podemos establecer como alternativa: “Eres un niño bueno, pero te estás portando mal”, focalizando hacia la actividad concreta que hace mal.  
  • No dramatizar: cuanto antes comencemos a educar a los niños para que le den a las cosas su justo valor, mejor diferenciarán y aprenderán a distinguir los rasgos realmente importantes de la vida. En ocasiones, se ve como hay padres que dramatizan porque su hijo ha suspendido un examen, cuando hay una recuperación posterior donde el niño puede superarse a sí mismo, y no le damos importancia a conductas que sí se deben extinguir, como pegar a sus hermanos o a otros niños, insultar o faltar al respeto.  
  • Logro personal: los niños son más felices si consiguen sus objetivos por méritos propios. Cada vez los hijos tienen más cosas y no por ello son más felices; es más, cuando les faltan ciertas cosas que han llegado a considerar imprescindibles, como el móvil o el ordenador, sus reacciones de rabia son intensas. 
  • Autonomía: los niños desarrollan su independencia del entorno paterno conforme van creciendo, esto potencia su autoestima y su confianza en sí mismos. Dejar que juegue solo o que realice algunas tareas del hogar sencillas es también una manera de educar en la igualdad. Se trata de favorecer una correcta autonomía en el niño que le haga más feliz y más seguro. También es bueno dejar que el niño esté enfadado en algunos momentos, los padres tienden a “salvar” a sus hijos de cualquier sufrimiento, pero esto limita su independencia y capacidad de experimentar sus sentimientos. No es malo sentirse triste a veces. 
  • Inteligencia emocional: es muy importante educar al niño para que aprenda a controlar y a regular sus emociones para resolver los problemas de manera pacífica. Esto genera tranquilidad y armonía en el carácter de los pequeños. Adecuando a cada edad para saber qué habilidades hay que desarrollar en cada etapa, los niños desarrollan su conocimiento individual personal, su identidad, su autoestima y determina en gran medida el éxito en la vida adulta.