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Niño | 2 a 6 años | Cómo elegir su calzado

Cómo elegir su calzado Niño

Cómo elegir su calzado

Encontrar un buen zapato que se adapte a las necesidades del niño y a su crecimiento es imprescindible. Debe ser flexible, sujetar bien y resultar confortable desde el mismo momento de la compra.   

Sus zapatos se convierten en algo más que en un adorno y deben cumplir ciertos requisitos como son resultar cómodos, seguros y darle confianza al pequeño a la hora de caminar.

Los pies de los niños crecen aproximadamente entre siete y ocho milímetros cada tres meses, es decir, unos tres centímetros al año; por lo que lo primero que requieren son zapatos que se adapten a su talla. Pero también es básico que respeten su movilidad para que el desarrollo de la musculatura sea el correcto. De hecho, según los expertos, un calzado adecuado es muy importante para la marcha, para el desarrollo del pie y también para el del resto del esqueleto, especialmente rodillas y columna. Unos pies que han nacido sanos pueden estropearse por unos malos zapatos.

 

Un buen zapato

Cuando el niño ya anda y corre, el zapato debe estar diseñado de un modo especial y contar con refuerzos laterales. Es una etapa en la que intervienen varias articulaciones que deben permanecer libres, como los tobillos, que permiten la flexión global del pie.

Por tanto, el calzado perfecto debe ser:

  • Flexible: para realizar los movimientos naturales del pie, sin impedimentos.
  • Transpirable: los materiales con los que se fabrique deben permitir que la humedad se elimine. Por tanto, desecharemos siempre el plástico.
  • Antideslizante: la suela del zapato debe evitar caídas.
  • Con horma ancha y los suficientemente: que no oprima ni haga que el niño tenga que encoger los dedos.
  • Sin costuras internas: que pueden hacer rozaduras.
  • Con refuerzos: el pie no debe estar oprimido, pero tampoco tiene que “bailar” en el interior del calzado. Un buen zapato debe sujetar y para ello, el talón debe estar reforzado.
  • Con cierres: también ayudan a la sujeción. Lo más prácticos son las cremalleras o los velcros.

Además, a la hora de probarle el zapato, lo debemos abrir por completo, desabrochando todos los cordones o cierres que tenga; ajustar bien el talón en el fondo de la talonera y comprobar que entre la punta y el dedo más largo del pie haya espacio sobrante (aproximadamente un centímetro).

 

Las botas y el calzado deportivo

En las épocas de frío, solemos optar por botitas que abrigan más los pies más. Pero no todas son adecuadas. No conviene que los niños usen botas que superen la altura de los tobillos, ya que limitan la movilidad; lo que sí se puede utilizar son botines o zapatos con una altura por debajo del tobillo.

En cuanto al calzado deportivo, también hay que poner especial cuidado para una correcta elección. En este caso, las suelas deben ser un poco más gruesas y la condición de transpirable, que es siempre deseable, aquí es más importante todavía. También hay que tener especial precaución con las lengüetas, ya que, si están torcidas, pueden provocar desplazamientos involuntarios de la planta del pie. Con ello existe el riesgo de que se produzcan ciertas lesiones óseas o musculares.

 

Cuidado con… 

  • Las tallas demasiado grandes: tan malo es un zapato que aprieta como uno de una talla muy superior a la del niño.
  • Los calcetines: pueden estropear el buen hacer de un calzado correcto. Por eso deben cumplir criterios de comodidad y transpirabilidad. 
  • El intercambio de zapatos entre niños: cada zapato es una prenda personal e intrasferible, por lo que los niños pequeños no deberían heredar el calzado de los hermanos mayores. 
  • El interior del zapato: a diario debemos limpiar y comprobar el interior del calzado para asegurarnos de que no tiene ni tierra ni piedrecillas.