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La mandarina Alimentación

La mandarina

Es una de las frutas más populares tanto en otoño como en invierno, puedes disfrutar de ella desde finales de septiembre hasta el mes de marzo.

De entre todos los cítricos, los árboles mandarinos son los más resistentes al frío y a los diferentes climas, pero su fruto es bastante frágil. A pesar de esto, las mandarinas mantienen su calidad aunque hayan sido recolectadas hace tiempo. La razón para explicar por qué se recogen antes de que maduren de forma natural, es que si se dejan en el árbol demasiado tiempo, se pierde la relación adecuada entre los ácidos y los azúcares y la fruta se queda insípida.

Por ello, aunque el aspecto exterior de la cáscara todavía esté verde, los gajos ya tienen todo su color, sabor y aroma. Para evitar el rechazo por parte de consumidor, muchas veces se emplean distintos tratamientos para mejorar su color, además de recubrirse con ceras comestibles para retardar la pérdida de humedad.

 

Variedades

  • Satsuma: son achatadas, de corteza fina, sin semillas y con un alto contenido en zumo. Aunque la piel presenta unos tonos más verdosos, la pulpa es madura y fácilmente comestible. Algunas variedades son: Okitsu, Clausellina, Owari y Satsuma.
  • Clementina: los frutos son más redondeados y de color más intenso y anaranjado que las satsumas. La cáscara se desprende con facilidad y tienen un excelente sabor. De ahí que sean de las preferidas por el gran público. Las variedades más destacadas son: Clemenules, Marisol y Hernandina.
  • Híbridas: por sus características, tamaño y facilidad de pelado se asemejan a las mandarinas. Carecen de semillas y destacan la Nova, la Clemenvilla, la Ortanique.

 

Propiedades nutricionales

Se caracteriza por su contenido en vitamina C, un gran antioxidante, aunque es algo menor que otros cítricos como la naranja, el pomelo o el limón. Más de la mitad de su composición es zumo (un 86 por ciento), aunque también es rica en hidratos de carbono (10,8 gramos) destacando su sabor dulce. Aporta vitaminas del grupo B, ácido fólico, provitamina A o betacarotenos, estos últimos aportan color a la pulpa y tienen un gran poder antioxidante. Cien gramos nos aportan unas 48 calorías.

 

Consumo y conservación

Debido a su sabor dulce natural, la mayor parte de las veces es consumida en fresco como fruta de mesa en el desayuno o formando parte de un ligero tentempié. Aunque no debemos desperdiciar su utilización en otras versiones como en salsas agridulces para ensaladas, preparados de arroz, carnes o verduras.