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Evitar la obesidad en niños Alimentación

Evitar la obesidad en niños

La enseñanza de buenos hábitos, empezando con la comida, es fundamental para mantener la salud y la calidad de vida a medida que se van cumpliendo años.

Una de las lecciones más importantes que podemos dar a los más pequeños es la de cómo mantener una buena salud y cómo prevenir diferentes enfermedades mediante la práctica de hábitos de vida sanos.

Los patrones de alimentación, sedentarismo y actividad física de la población constituyen un factor determinante de su estado de salud, ya que, si no son adecuados, serán los responsables de lacras sociosanitarias como la obesidad, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares o la diabetes.

 

Mejorar los hábitos

Pero comer bien y el acelerado ritmo de vida actual son muchas veces incompatibles: el poco tiempo que tienen los padres hace que muchas veces se limite la dieta de los más pequeños a los platos con los que tendrán éxito garantizado. Esto hace que los niños no varíen su alimentación y desechen aquellos alimentos que no les resultan atractivos, en general, lo más convenientes, como frutas y verduras.

Precisamente, la elección de los niños del menú viene igualmente acompañado del aumento de la llamada comida rápida, tanto en casa como en momentos de ocio con la familia o los amigos. La ingesta semanal de este tipo de comida, tan rica en grasas saturadas, está relacionada con el riesgo de sufrir obesidad, según han demostrado diversos estudios, y aunque no existe ningún alimento que deba eliminarse de la dieta, hay que evitar que se desarrollen patrones de consumo monótonos.

La solución apuntada por todos los expertos es de sobra conocida: volver a la dieta mediterránea —la mejor para la salud—, más comida casera y menos preparada, supervisión de lo que comen los niños en el comedor escolar y darles ejemplo. Y, por supuesto, que realicen ejercicio físico.

 

Acabar con el sedentarismo

Cada día, los niños pasan más horas delante del televisor y el ordenador y menos jugando y moviéndose. Podemos apuntarles a clases extraescolares de deporte o aprovechar los fines de semana para dar un paseo o jugar con ellos, lo que también beneficiará la salud del adulto.

Para que los niños aprendan, lo más rápido y efectivo es predicar con el ejemplo. Por lo tanto, come tranquilamente con ellos y sin obviar ningún grupo alimenticio, participa en sus juegos y, si fumas, déjalo ya. Siempre es más fácil mantener un hábito aprendido de pequeño que intentar cambiar cuando se es mayor.

 

El ejercicio ideal según la edad

  • Hasta los 8 años: juegos, ejercicios de psicomotricidad, coordinación y equilibrio, ejercicios de sentido del ritmo y del espacio. Son ideales acciones como marchar, saltar, trepar, danzar.
  • Desde los 8 a los 12 años: ejercicios que contribuyan al crecimiento y desarrollo general, aumentando las actividades diarias y desarrollando las principales cualidades físicas (resistencia, fuerza y flexibilidad). Este periodo es muy bueno para aprender la técnica de los distintos deportes.
  • Entre los 12 y 14 años: hay que aumentar el entrenamiento de la técnica de cada movimiento deportivo y comenzar algún tipo de competición que mantenga la motivación a través del juego.
  • A partir de los 14 años: se debe comenzar el entrenamiento más especializado, aumentando los volúmenes de carga y entrenamiento en general.