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Pistas para descubrir si nuestro hijo sufre acoso escolar Niño

Pistas para descubrir si nuestro hijo sufre acoso escolar

El bullying o acoso escolar parece que se ha ido expandiendo en los últimos años, pero, ¿cómo pueden los padres enfrentarse a estos episodios de abuso e intimidación para ayudar a su hijo?

Existen varios tipos de acoso que pueden sufrir los niños: el físico (patadas, empujones…), el emocional (burlas), el social (ser rechazado, aislado…), el moral (poner en tela de juicio su dignidad, decir de él que es alguien diferente de quién es), el ideológico (ser apartado por no pensar igual), o incluso el sexual (burlas subidas de tono sobre su cuerpo…). No todas las formas de maltrato dejan herida como el maltrato físico, pero no causan menos dolor. 

 

Errores comunes

Algunos padres cuando descubren que su hijo está siendo acosado por un compañero de clase optan por esperar a que la situación pase por sí sola o dicen frases como “págale con su misma moneda”, o ¡yo le daré su merecido! Pero un niño acosado no puede enfrentarse solo a su acosador ni al grupo que lo secunda.

También es un error insistir en la idea de que quien ha sido acosado debe ser obligado a denunciar. Los niños y jóvenes acosados solo estarán preparados para hacer visible su problema cuando se sientan fuertes, para lo cual necesitarán ayuda de los padres, de los docentes, y en algunos casos también de un psicólogo, para que puedan despejar sus sentimientos de confusión, de rechazo, de inseguridad y de culpa por creer que son ellos los causantes de cuanto le ocurre.

 

Observa a tu hijo

Hay muchos indicios que pueden estar avisándote de que tu hijo es víctima de un compañero de clase de forma reiterada. Algunos niños son, incluso sufriendo acoso durante mucho tiempo, hábiles en esconder sus sentimientos como una forma de protegerse de más agresiones y, por esa razón, los padres no descubren lo que pasa hasta que no perciben cambios muy evidentes en sus hijos.

Cuando tu hijo te diga que no quiere ir al colegio, o diga estar enfermo, observa si…

  • Tiene moratones y/o lastimaduras en el cuerpo.
  • Frecuentemente llega con la ropa tironeada a casa.
  • Comenta que le roban sus cosas o cada día explica que pierde pertenencias.
  • Deja de ver a los que decía que eran sus amigos y pasa muchas horas en casa solo.
  • Manifiesta cambios temperamentales y de humor sin causa aparente.
  • Evita salir solo de casa, no quiere hacer el trayecto hacia el colegio solo, abandona sin razón actividades que antes le gustaban.
  • Manifiesta angustia cuando se habla de la escuela, tiene problemas con el estudio, ha bajado las notas, o le cuesta concentrarse.
  • Han cambiado en los hábitos de dormir y de comer.
  • Muestra retraimiento de sus actividades habituales o ha perdido interés en juegos,  pasatiempos y otras distracciones.
  • Demuestra un abandono poco usual respecto de su apariencia personal.
  • Manifiesta cambios pronunciados en su personalidad.
  • Llega tarde a casa (porque hace un camino más largo para no cruzarse con sus acosadores).
  • Se pelea con vosotros a menudo porque está tenso, y os culpa de todo lo que le ocurre…
  • Roba dinero u otros objetos en casa para llevarlos al colegio (para dárselos a su acosador) o compra material porque se lo destruyen o se lo roban.
  • No habla de la escuela con vosotros; evita el tema, o reacciona negativamente ante cualquier asunto relacionado con sus amigos o la escuela.
  • Dice que otros le molestan, pero no da nombres por temor.
  • Sufre el síndrome del domingo con dolores de estómago, de cabeza, de piernas… Y dice: “tal vez mañana no pueda ir al colegio”.

 

Algunas estrategias para evitar el acoso

Si crees que en el colegio de tu hijo puede haber situaciones de acoso e intimidación, prepárale.

  • Para enfrentarse a un acosador o “bully”, lo mejor es ignorarlo como si realmente no existiera. Hay que intentar pasar por su lado sin mirarlo. Si él habla al niño pero no le toca, que siga adelante. Si le toca, enseña al niño a que le diga seriamente que no lo haga.
  • Pídele al niño que no llore, no se enfade ni muestre que le afecta. Un acosador siempre desea que su víctima reaccione mal. Aunque se sienta verdaderamente herido, que no deje que se note.
  • Aconseja al niño a que, si puede, convierta alguno de los comentarios del bully en un chiste. Por ejemplo, si le dice «¡qué ropa tan ridícula llevas!»; él puede responderle: «¡Gracias! Me alegra que te hayas dado cuenta.» A veces, un simple “¿Y, a mi qué?, con indiferencia tiene más poder en un acosador que un acto violento.
  • Aclárale que alejarse de la situación no es de cobardes. Será bueno que busque un sitio donde haya un adulto y se quede allí.
  • Enséñale que si le molesta un bully debe hablar con un adulto. Eso no es “acusar o chivarse”, es pedir ayuda cuando de verdad la necesita.