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Bebé | 0 - 9 meses | ¿Ha vuelto el raquitismo?

¿Ha vuelto el raquitismo? Bebé

¿Ha vuelto el raquitismo?

Aunque pueda sonar a algo del pasado, el raquitismo es una enfermedad que es más común de lo que parece en la actualidad. La falta de vitamina D es la responsable y hoy en día cada vez es más frecuente encontrar niños con déficit de esta vitamina.

El raquitismo aparece por una carencia de vitamina D. La vitamina D es la encargada de que el calcio se deposite en los huesos. Por esta razón, si hay déficit, esto no se produce. Los huesos se debilitan y se curvan. Estas deformidades pueden ser irreversibles.

Muchos consideran que el raquitismo es una enfermedad del pasado. De hecho, en los últimos años, apenas se veían en las consultas de pediatría tibias arqueadas, abultamientos costales, fracturas de huesos descalcificados o pérdida del esmalte dental. Pero, estudios epidemiológicos recientes, describen un resurgir de la enfermedad. Quizá no se llegan a observar las alteraciones mencionadas antes. Pero sí se suelen ver radiografías con escasa densidad ósea, e incluso, craneotabes (reblandecimiento y adelgazamiento de los huesos del cráneo que se puede ver, especialmente, en los recién nacidos).

 

¿Qué niños están en riesgo?

Recién nacidos o menores de un mes:

  • Hijos de madres con déficit de vitamina D: madres cuya ingesta es deficitaria como aquellas que se protegen excesivamente del sol, por ejemplo, las mujeres que utilizan velo.
  • Niños alimentados exclusivamente con lactancia materna: en comparación con las fórmulas artificiales y con la de vaca, la leche materna tiene menor cantidad de vitamina D.
  • Niños prematuros o de bajo peso al nacer.

Lactantes y niños:

  • Niños poco expuestos al sol: aquellos a los que les aplican cantidades excesivas de protector solar, tienen la piel oscura o realizan poca actividad al aire libre.
  • Niños que consumen poca vitamina D: son los niños alimentados con lactancia materna prolongada y exclusiva.
  • Casos de desnutrición.
  • Niños con enfermedades intestinales crónicas: celiaquía, fibrosis quística…
  • Niños con alteraciones renales o metabólicas.
  • Niños bajo tratamiento con ciertos medicamentos: rifampicina, antiepiléptico…

 

¿Qué podemos hacer?

La menor exposición solar de la población para evitar cáncer de piel ha condicionado la reaparición del déficit de vitamina D y del raquitismo nutricional.

Es difícil estimar cuál debe ser la exposición solar adecuada. Por ello, y hasta que no existan unas recomendaciones correctamente equilibradas de una exposición solar que asegure un estado de suficiencia de vitamina D, sin que ello incremente el riesgo de cáncer, parece adecuado administrar lo que se viene llamando la suplementación de riesgo.

La leche comercial suele estar enriquecida con vitamina D; pero, la mayoría de productos lácteos no lo está, si exceptuamos aquellos lácteos que son elaborados en países con latitudes próximas a los polos, porque allí la dosis de radiación solar es escasa.

Aunque todavía no hay evidencias científicas que avalen una profilaxis generalizada, una suplementación en forma de polivitamínicos parece que ayudaría a niños en situación de riesgo. Por ello, sería conveniente administrarles, siempre controlado por el pediatra, de tres a seis gotas de vitamina D3.

 

¿Cuánta vitamina D necesitan?

  • Los niños alimentados con lactancia materna exclusiva deben recibir un suplemento de 5-6 gotas/día de vitamina D3, desde su nacimiento.
  • Los niños que tengan factores de riesgo deben recibir un suplemento de vitamina D3 de 5-6 gotas/día hasta que ingieran un litro de leche al día.
  • Los niños prematuros, menores de un año de edad corregida, precisan una ingesta de vitamina D3 de 3 gotas/día hasta un máximo de 6 gotas/día.
  • A los niños mayores de un año y a los adolescentes, de forma general, se les recomienda la exposición al sol del mediodía sin protección, durante 10-15 minutos/día, en primavera,  verano y  otoño.