Separarle de su madre: en la actualidad, cada vez se promueve más el contacto entre los padres y el bebé durante la primera media hora después del parto, ya que ayuda al establecimiento del vínculo afectivo y facilita la lactancia materna.

La relación con su madre aporta al pequeño protección, calor, estimulación social y nutrición. Además, si se coloca al recién nacido nada más nacer entre los pechos de la madre, se acercará al pezón y lo agarrará de forma correcta. Si se desaprovecha el período sensitivo del bebé separándole de su madre nada más nacer no tendrá la oportunidad de alcanzar el pecho por sí mismo, de reconocer su olor ni de hacer una toma espontánea y correcta.

La succión del bebé da lugar a un aumento de la secreción de oxitocina en la madre, hormona que provoca la disminución del tamaño uterino y la eyección de calostro y ejerce también un efecto antiestrés.

 

Aspirarle las secreciones: esta práctica era habitual hasta hace no mucho tiempo. El objetivo de aspirar la cavidad bucal y la nariz del recién nacido tras el parto era el de minimizar complicaciones respiratorias, por si hubiera estado en contacto con el meconio y pudiera producirse una aspiración. Sin embargo, algunos estudios han mostrado que la aspiración tras nacer no previene el síndrome de aspiración de meconio (al ser un fenómeno que sucede intraútero y que difícilmente se puede prevenir). La aspiración de secreciones nasales puede provocar obstrucción nasal y dificultar la lactancia, además de resultar molesto y producir un gran estrés en el bebé. También era habitual que se introduzca una sonda por la nariz y la boca y hasta el esófago; también por el ano del pequeño para comprobar que los orificios están abiertos y que no hay una malformación. Esta práctica tampoco está exenta de riesgo y puede resultar muy dolorosa. Ahora se recomienda no hacerlo de manera sistemática, sino solo a los niños de los que se sospeche que puedan tener problemas.

 

Darle un chupete: a pesar de que más adelante se convertirá en su compañero inseparable y le proporcionará grandes beneficios, en las horas inmediatamente posteriores al nacimiento la succión de objetos diferentes al pezón puede confundir al recién nacido y retrasar la correcta succión y como consecuencia la subida de la leche. Por este motivo, no está recomendada la colocación del chupete durante el periodo de instauración de la lactancia materna a no ser que haya una indicación médica específica.

 

Cortarle el cordón inmediatamente: los últimos estudios aconsejan cortarlo cuando deja de latir, porque así pasa más cantidad de sangre al bebé y esto le facilita la adaptación al mundo. El cordón umbilical no debería ser pinzado antes de que deje de latir porque mientras el cordón lata, la placenta seguirá insuflando sangre en el cuerpo del bebé. Esta sangre es rica en nutrientes y proporciona una reserva de hierro al niño. Si no la recibiese el niño tendrá un déficit de reservas de hierro y puede padecer anemia.

Además, retrasando el corte, la placenta sigue con su función oxigenadora del cuerpo del bebé mientras continúe transmitiendo sangre, lo que previene la anoxia (falta de oxígeno) posnatal. Si el cordón no se pinza y no se corta podrá seguir proporcionando al recién nacido una segunda fuente de oxígeno. Sus pulmones pueden tomarse su tiempo para comenzar a funcionar perfectamente. No será necesario forzarlos, ni hacer llorar al bebé, ni darle un golpe en la espalda para que respire. Lo hará poco a poco, estando durante esos minutos protegido por el oxígeno que le sigue llegando.

 

Recibir visitas: las primeras doce horas son el momento más sensitivo para el bebé, particularmente en cuanto al oído y el olfato, por lo que es fundamental el contacto y la intimidad con la madre. Ya son muchos los profesionales que recomiendan que los recién nacidos no reciban visitas durante esas primeras horas.