Existen dos tipos de fisuras anales: las agudas, que son desgarros superficiales con bordes limpios y en general de aparición reciente; y las crónicas que tienen una duración de más de tres u ocho semanas y se caracterizan por ser desgarros profundos.

Si las fisuras se encuentran en la zona exterior del ano son fácilmente apreciables. Sin embargo, esto no suele ser así, no son visibles y se encuentran normalmente en la parte interna del ano.

 

Dolor y llanto

Si un niño tiene una fisura anal siente mucho dolor al evacuar, por lo que retiene las heces provocando que las heridas sangren pudiéndose crear así un círculo vicioso. Para terminar con este ciclo y ayudar a sanar las fisuras es importante que el niño genere heces blandas y tenga una evacuación regular.

 

Consejos para curarlas

• Mantén la zona de pañal lo más limpia posible, cambiando el pañal tan pronto se moja o se ensucia.
• Limpiar al bebé con un paño suave y ponerle el pañal solo cuando el bebé esté ya seco.
• Darle de beber una buena cantidad de líquidos y frutas y verduras frescas. 
• Darle un baño caliente (con cuidado de que el agua no queme) antes de defecar, el agua caliente ayudara a relajar los músculos y a aliviar el dolor.
• Si el niño ya es mayor y puede ir al baño por sí solo hay que intentar que vaya al baño una vez al día.
• Si le cuesta, al principio, se le puede estimular con pequeños enemas de agua jabonosa.
• Los remedios para hemorroides en adultos no se deben utilizar nunca en niños, están pensados para los adultos y pueden dañar la zona anal de los más pequeños.

 

Refuerzo positivo

Las fisuras anales causan un profundo dolor y el niño puede sufrir mucho, por eso es importante recordar “recompensarle” cuando evacue por sí solo. Le puedes dar un pequeño incentivo, algún premio o hacer algo que le divierta especialmente.

Un registro de las evacuaciones y del tipo de heces que expulsa puede ayudar al pediatra a determinar la atención que debe recibir.