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Vacuna frente al meningococo B ¿Se la pongo o no? Enfermedades niños

Vacuna frente al meningococo B ¿Se la pongo o no?

Es la gran pregunta que todos los padres nos hacen desde el 22 de septiembre de 2015, fecha en la que el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad aprobó su comercialización en España, con un significativo e injustificable retraso con respecto a otros países de Europa.

Ante esta pregunta, la respuesta de los pediatras debe ser unánime: sí. ¿Por qué? Porque protege frente a una enfermedad infrecuente, pero con una significativa mortalidad y, sobre todo, una elevada tasa de morbilidad (es decir, secuelas graves como sordera, amputaciones de extremidades o insuficiencia renal). Demasiados pediatras hemos podido vivir los devastadores efectos de la meningitis por meningococo B en nuestros pequeños y frágiles pacientes, demasiados como para no recomendar la medida preventiva más eficaz que se conoce hasta la fecha: la vacuna.

 

¿Qué es el meningococo B?

El meningococo (Neisseria meningitidis) es una bacteria que produce infecciones poco frecuentes, pero muy graves. Su erradicación es compleja, pues vive durante largas temporadas en la nariz y en la garganta de adolescentes y jóvenes sanos, sin producir daño alguno; son los portadores asintomáticos.

Aunque este microorganismo puede infectar a personas de cualquier edad, los casos son más frecuentes en lactantes, niños pequeños y adolescentes. Se conoce que existe cierta predisposición, probablemente genética, a sufrir una infección grave por meningococo, pues no todos los niños que entran en contacto con esta bacteria padecen una sepsis o una meningitis. El problema es que, aunque varios estudios analizan en la actualidad esta posible susceptibilidad individual, aún no sabemos quién desarrollará una enfermedad severa y quién no.

Existen varias familias de meningococo. En España, el principal causante de enfermedad meningocócica es el del grupo B. Otro que era habitual es el meningococo C, que hoy está controlado gracias a la vacunación universal y financiada por el sistema público de salud. La infección por meningococo B se puede tratar con antibióticos, pero con frecuencia su avance es tan fulminante que el tratamiento no resulta eficaz. Por tanto, la mejor prevención es la vacunación, que ojalá pronto sea también gratuita, como ya ocurre por ejemplo en el Reino Unido.

 

¿Es segura?

Hasta la fecha, se han administrado en todo el mundo más de un millón de dosis, y no se han registrado efectos secundarios graves. Es cierto que se trata de una vacuna con mayor reactogenicidad que otras, siendo más frecuente la presencia de fiebre, dolor y enrojecimiento en el lugar de la inyección durante las 48 horas siguientes a su administración. Por eso, el Comité de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría recomienda la pauta 3-5-7-13 meses, para que no coincida con otras vacunas.

Se discute en la actualidad el uso profiláctico de paracetamol de forma concomitante a la administración de la vacuna para evitar o mitigar estos efectos indeseables. En cualquier caso, el uso de paracetamol de forma preventiva, o bien cuando se desarrollan estas reacciones adversas, no interfiere en la capacidad inmunógena de la vacuna, es decir, en su efectividad.

Después de todas las largas y costosas fases de investigación para el desarrollo de esta nueva vacuna, y después de todas las dosis que ya se han administrado en el mundo, nuestro hijo no será ningún conejillo experimental, será un niño protegido frente a las infecciones graves causadas por el meningococo B.

 

¿Por qué ha tardado tanto en llegar a España?

La Agencia Europea del Medicamento autorizó la comercialización de la vacuna en 2013. España fue el único país de la Unión Europea que no aceptó la comercialización libre de la misma, alegando que la meningitis B es una enfermedad infrecuente en niños y que las “posibles vidas ganadas” no se justificaban con respecto al alto coste de la vacuna. Autorizó solo su uso para niños con determinadas inmunodeficiencias y en casos de contacto con la enfermedad. En septiembre de 2015, el Gobierno escuchó, por fin, los reproches de miles de pediatras, y aceptó su comercialización libre. ¿Los motivos de este retraso? Ni idea. No es cosa de los pediatras.

 

He pedido la vacuna y me dicen que está agotada

Pues así es. Quizá alguien pensó que pocos padres querrían proteger a sus hijos frente a una enfermedad mortal, a cambio de un significativo desembolso económico. Se equivocaron, una vez más. Ahora estamos esperando nuevas vacunas, tras un segundo desabastecimiento. Así que, sigan reservándola en sus farmacias, porque llegará. No es urgente vacunar, pero tampoco hay motivos para demorar su administración.

 

¿Quiénes se deben vacunar?

Los pediatras recomendamos la vacuna a todos los lactantes a partir de los 2 meses, niños y adolescentes. El número de dosis necesarias depende de cuándo se administre la primera dosis. En menores de 6 meses son 4 dosis en total, entre los 6 meses y los 2 años son 3 dosis en total y en mayores de 2 años, dos dosis son suficientes.

 

¿Cuánto cuesta? ¿Por qué no está financiada?

Cada dosis ronda los 106 €. La vacuna es cara, pero salva vidas. Quizá sea un buen momento para retrasar la renovación del smartphone e invertir en salud. La financiación, a estos precios, se me antoja imposible, pero el precio bajará y será cuestión de tiempo que se incluya en el calendario vacunal de forma gratuita. Hará falta tiempo, y la llegada de nuevas elecciones, pues financiar y desfinanciar vacunas se ha convertido en los últimos años en el pasatiempo favorito de algunos políticos. Es triste, pero es así. Los pediatras seguiremos luchando, desde nuestro pequeño rincón. Ya lo dije en una ocasión y lo vuelvo a repetir: con menos de la mitad del dinero que mueve el fútbol en nuestro país podríamos vacunar a todos los niños frente al meningococo B. Solo es un ejemplo. Solo son prioridades.

 

Este artículo fue publicado en el número 132 (abril 2017) de la revista Mi Pediatra. Al ser un artículo tan importante hemos querido compartirlo íntegro en nuestra web. Gracias al autor del mismo el Dr. Roi Piñeiro, Jefe Asociado del Servicio de Pediatría del Hospital General de Villalba, por tan excelente artículo.