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Trucos de cocina para hacer comidas más sanas y agradables Alimentación

Trucos de cocina para hacer comidas más sanas y agradables

La nutrición es un instrumento de vital importancia para lograr el adecuado crecimiento de nuestros niños de una forma armoniosa y saludable. A medida que el niño crece, va adquiriendo hábitos y perfilando su estilo de vida, que perdurará a lo largo del tiempo e influirá en sus hábitos como adulto. De hecho, los hábitos alimentarios predominantes en las primeras etapas de la vida condicionan la aparición de factores de riesgo que contribuyen al desarrollo de enfermedades crónicas en épocas posteriores.

Estos hábitos alimentarios son conductas que se generan por medio de aprendizajes y asociación de preferencias, experiencias repetidas que se van consolidando y se establecen como definitivos en etapas tempranas de la vida, siendo luego difíciles de modificar.

Lograr que el niño tenga una alimentación variada y desarrolle unos adecuados hábitos, a veces parece incompatible con comidas armoniosas y en familia. La comida puede convertirse entonces en un motivo diario de disputa entre padres e hijos, por lo que es importante cuestionar nuestra propia actitud y buscar alternativas para hacer más agradable el momento. Así, te proponemos algunos trucos para lograr unas comidas más apetitosas, sin descuidar la calidad nutritiva de las mismas.

 

Cada cosa a su tiempo

Es fundamental incorporar los nuevos alimentos a su debido tiempo. Tan pronto como los niños empiecen a consumir alimentos sólidos debemos introducir en su dieta la mayor variedad posible para que prueben texturas y sabores nuevos y desarrollen pronto el interés por la alimentación. El niño de 1 a 3 años pasa por una etapa exploratoria que debemos aprovechar también con la comida. Pasada esta fase, es posible que su interés se reduzca y la introducción de alimentos sea una tarea más laboriosa.

 

Una buena presentación

Esto es a menudo la clave para despertar el interés por los nuevos alimentos. Por ejemplo, las verduras cocidas al vapor serán muy sanas, pero a los niños les resultan poco apetitosas. A veces prefieren las verduras crudas, por lo que puedes ofrecérselas en bastoncillos, como tentempié.

Otra posible solución será camuflarlas en las salsas. Si cocinamos diferentes verduras: cebolla, zanahoria, pimiento… y luego las trituramos junto al puré de tomates, ni las notarán. Prueba también, para introducir verduras y acostumbrarlos a la vez a sus diferentes sabores, a emplearlas en preparaciones atractivas para los niños, como pizzas caseras, pastas, lasañas, etcétera. También puedes incluir las verduras junto a carnes trituradas (albóndigas, hamburguesas, etcétera), que son más fáciles de comer para ellos. 

Con respecto a la fruta, una forma divertida de introducirla es mediante la preparación de brochetas. En verano los helados elaborados con zumos de frutas naturales les resultan ricos y atractivos.

 

 

La relación con los alimentos

El descubrimiento y el aprendizaje pueden ser también dos buenos aliados: lleva a los niños al mercado para que conozcan la gran variedad de frutas y verduras que existen, sus intensos colores y participen en la compra.

Otro posible truco es hacerlos participar en la preparación de las comidas; simplemente agregar o mezclar ingredientes puede aumentar su interés por probarlos.

  • También pueden participar en la planificación de las comidas. Déjalo decidir la verdura del día o la fruta que se consumirá como postre, ya que esto aumentará su protagonismo.
  • Evita clasificar a algunos alimentos como “comida para pequeños” y “comida para mayores” con ello estarás excluyendo a algunos alimentos que pueden gustarles y pueden ayudar a ampliar la variedad de sus comidas. Tampoco es adecuado hablarles de alimentos “buenos” y “malos”, lo correcto es que aprendan que algunos alimentos necesitamos consumirlos con mayor frecuencia y otros de un modo más esporádico.
  • Es muy importante no hacer comentarios negativos a los niños mayores respecto a las calorías o las grasas de los alimentos, esto puede ser una puerta de entrada a los trastornos alimentarios cuando existe cierta predisposición.

 

     Lo mismo para todos

Ofrece al niño la misma comida que a toda la familia. El ejemplo es fundamental, no podemos pretender que coman alimentos que no ven comer al adulto. A menudo los niños que acuden a guarderías o comedores escolares son mejores comedores, ya que aprenden a comer por imitación viendo a los demás niños.

 

Con moderación

  • No llenes su plato de comida, es mejor ponerles poca cantidad y presentarlos de un modo atractivo y en porciones pequeñas, la variedad prima sobre la cantidad.
  • Tampoco le obligues a comer aquello que detesta, ni, por el contrario, dejes que consiga comer solo lo que quiera. A veces necesitamos transformarnos en expertos negociadores.