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Comer fuera con niños Alimentación

Comer fuera con niños

¿Es buena idea comer fuera con niños o es mejor evitarlo?

Comer en un restaurante es una experiencia enrriquecedora para los niños porque les permite probar nuevas comidas o preparaciones diferentes a las habituales de casa o del colegio; socializarse con otras personas a la hora de la comida, sin la interrupción del televisor; poner en práctica las normas de educación en la mesa y aprender a desenvolverse a la hora de pedir los platos.

Salir a un restaurante con los niños puede ser una aventura gratificante y educativa.

 

¿Qué pasos debemos seguir antes de salir a un restaurante?

Si es la primera vez que va a salir a un restaurante, debes acostumbrarle de forma progresiva. Empieza por ir a tomar con él un un zumo a una cafetería, un aperitivo antes de comer, una merienda… Cuando haya superado este primer contacto ya podrás llevarle a una comida o cena más larga. 

Enséñale en casa modales en la mesa, cómo se utilizan los cubiertos, que no se juega con la comida ni se tira… Si lo aprende antes, lo aplicará luego fuera.

 

¿Qué restaurantes son mejor para los niños?

Los más recomendados son establecimientos específicos para niños, donde suelen disponer de tronas para ellos y de recursos para hacer más entretenida la comida (juguetes, cuadernillos para pintar, globos…). Si está ocupado en cualquier actividad, no se levantará. También es importante hacerle caso siempre que te hable y dejarle participar en las conversaciones.

Opta por restaurantes que le ofrezcan comida que les guste, pero intentando compensar los alimentos nutricionalmente.

Pregunta por los menús infantiles. Estos suelen presentarse de forma más divertida y con los alimentos en porciones más pequeñas. Un buen restaurante también se preocupará de que estos menús no tengan demasiada grasa.

Si tu hijo es inquieto es aconsejable optar por establecimientos que cuenten con un espacio adaptado para que los niños jueguen después de comer sin molestar al resto de los comensales del restaurante.

 

¿Qué normas no debemos olvidar?

  • Respetar los horarios del niño. Procurad comer a la misma hora que lo hace el niño en casa y no alterar sus horas de sueño. Esto contribuirá a crear una rutina y que no se “desajuste” tanto en su comportamiento. Si está cansado es lógico que se comporte peor.
  • No acudir a los restaurantes en las horas más concurridas. Si el restaurante está poco lleno, el niño se distraerá menos y estará más relajado. Además, la comida no tardará tanto en llegar, evitando largas esperas entre plato y plato.
  • Solicitar una mesa grande, para que no se sienta agobiado y no sientes a todos los niños juntos en la mesa y separados de los adultos, porque entonces probablemente harán un tándem de juegos y desobediencia.
  • Reservar mesa previamente y avisar de que se va a ir con niños.
  •  Evitar alimentos “comprometidos”. Por ejemplo, una sopa, con la que el niño puede ponerse perdido.

 

¿Debemos dejarle que elija su comida?

Acudir a un restaurante es una buena manera de fomentar su independencia. Cuando os traigan la carta, es bueno que se la dejes leer a él y que le permitas elegir lo que puede pedir (bajo tu supervisión). Explícale el contenido de los platos si no los entiende, y ofrécele alternativas; por ejemplo, si se decanta por los espaguetis, aconséjale que puede completar la comida con una ensalada de primer plato que, incluso, pueda compartir con vosotros. También es aconsejable dejarle probar nuestros platos y pedirle que os deje probar el suyo, es una forma de enseñarle a compartir y de que conozca nuevas comidas o sabores que no se haya atrevido a pedir. Si le gusta, ¡la próxima vez, puede que lo escoja!

Siempre que su edad lo permita, déjale que pida él mismo sus platos, pero no le obligues si no quiere hacerlo, ya que si se siente presionado o le da vergüenza rechazará las salidas a comer fuera de casa.