Este mineral ayuda al sistema inmunitario a combatir bacterias y virus que invaden el cuerpo, reduce los resfriados, fortalece los huesos, protege la vista y previene el acné, entre muchos otros beneficios.

Una de las mayores preocupaciones de los padres es que sus hijos sigan una alimentación equilibrada y variada, rica en vitaminas. Es común que olviden y sobre todo desconozcan la importancia de mantener unos correctos niveles del mineral más completo que existe: el zinc.

 

El mineral que todas las personas necesitan

Es básico para el correcto desarrollo mental y físico de los niños, refuerza el sistema inmunitario protegiendo y reduciendo la duración de resfriados y otras infecciones como diarreas. Es fundamental en la formación de los huesos y protege varios sentidos como la vista, el gusto y el olfato.  Además, ayuda a mantener la piel sana y, por ello, favorece la cicatrización de las heridas y previene el acné.

Diversos estudios científicos ya han confirmado estos beneficios. Por ejemplo, una revisión de 15 estudios realizada por Cochrane confirmó que la ingesta de zinc tomada en las primeras 24 horas de un resfriado reduce la duración y la severidad del mismo. Otro estudio, publicado en la revista Pedriatics, confirmó que la ingesta de zinc reduce las infecciones respiratorias en niños que acuden a guarderías. Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF recomiendan que los niños con diarrea ingieran zinc.

 

¿Dónde lo encontramos?

Este mineral se encuentra principalmente en alimentos de origen animal como la carne de cordero, salmón, yema de huevo, ostras y mariscos. En alimentos de origen vegetal, se encuentra en garbanzos, setas, cacahuetes, ajo y cacao puro.

Ante la duda de muchos padres de saber si sus hijos consumen la dosis de zinc necesaria los suplementos son una buena opción para completar estas deficiencias.