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Leche materna, su mejor alimento Bebé

Leche materna, su mejor alimento

La leche materna es el mejor alimento que una mujer puede ofrecer a su hijo porque aporta todos los nutrientes que el niño necesita y le protege de enfermedades. 

La leche materna ha sido el primer y único alimento disponible durante los miles de años de evolución de la especie humana y su composición está específicamente adaptada a las necesidades del recién nacido durante los primeros meses de vida, etapa de rápido crecimiento, desarrollo y maduración en la que coexisten una elevada demanda de nutrientes y una inmadurez funcional de la mayoría de los órganos.

Actualmente no existe ninguna duda acerca de la superioridad de la leche materna sobre cualquier otro tipo de alimento para la salud del lactante durante los primeros meses de vida. Los beneficios de la lactancia materna no son solo incuestionables en los países en vías de desarrollo, en los que la ausencia de lactancia natural se relaciona con un aumento de la mortalidad infantil, sino también en los países industrializados como el nuestro.

 

Beneficios para el bebé

La leche materna, a diferencia de la artificial, es un alimento vivo y cambiante cuya composición varía en función de la hora del día, del momento de la toma y del periodo de lactancia, adaptándose siempre a las necesidades del niño. Su composición, de una gran complejidad, aporta todos los elementos que el bebé necesita para conseguir un crecimiento adecuado y previene enfermedades, no sólo mientras está siendo amamantado, sino muchos años después de haberse producido el destete.

  • Mayor vínculo afectivo. Amamantar favorece la formación del vínculo afectivo que permite al niño desarrollar una personalidad segura e independiente. El bebé amamantado se siente protegido y cuando succiona, además de alimento, encuentra consuelo y, durante los procedimientos dolorosos, alivio y consuelo. 
  • Mejor estado nutritivo. La leche materna contiene la proporción adecuada de proteínas, grasas, hidratos de carbono, minerales y vitaminas que el bebé necesita durante los primeros meses de vida para conseguir un crecimiento adecuado.
  • Protección frente a infecciones. El lactante tiene una serie de carencias defensivas que le hacen más proclive a las infecciones. La leche de su madre contiene anticuerpos y otros factores antiinfecciosos que protegen al bebé amamantado frente a diarreas, catarros, bronquitis, neumonía, otitis, meningitis, e infecciones de orina. Además, los bebés alimentados al pecho durante al menos cuatro meses precisan menos ingresos hospitalarios que los que han consumido leches de fórmula. Asimismo, los componentes inmunitarios de la leche materna explican la mejor respuesta de los bebés amamantados a la administración de las vacunas.
  • Protección frente a enfermedades crónicas. Los distintos componentes de la leche materna, muchos todavía no identificados, prolongan las ventajas de la lactancia materna más allá del tiempo que dura el amamantamiento; de tal forma que los niños alimentados al pecho tienen menor riesgo de padecer alergias, obesidad, diabetes, hipertensión, enfermedad inflamatoria intestinal, ciertos tipos de cáncer, esclerosis múltiple y otros tipos de enfermedades crónicas que pueden presentarse en la edad adulta.
  • Mejor desarrollo psicomotor e intelectual. Los bebés amamantados tienen mejor desarrollo psicomotor y social durante el primer año de vida y obtienen mayores puntuaciones en los tests cognitivos y de coeficiente intelectual en la etapa escolar, más evidentes cuanto más prolongado ha sido el amamantamiento. Asimismo, los alimentados al pecho tienen una mayor agudeza visual en la edad escolar que sus coetáneos alimentados artificialmente.
  • Menor riesgo de muerte súbita del lactante. Algunos estudios sugieren que la lactancia materna ejerce un efecto protector frente al síndrome de la de la muerte súbita del lactante, que aumenta cuanto mayor es la duración de la lactancia.
  • Mejor desarrollo orofacial y mandibular, y menor necesidad de correccciones ortodónticas durante la infancia y adolescencia.

 

Beneficios para la madre

El niño amamantado no es el único receptor de los beneficios de la lactancia materna. Dar de mamar también tiene ventajas para la madre, habiéndose demostrado importantes beneficios para su salud:

  • Menor riesgo de hemorragia y anemia tras el parto porque el útero se contrae más rápidamente y disminuye el sangrado vaginal.
  • Recuperación más rápida del peso ganado durante el embarazo.
  • Menor riesgo de fracturas óseas y de osteoporosis en el periodo de la posmenopausia.
  • Disminución del riesgo de cáncer de mama y de ovario.
  • La lactancia natural mejora el vínculo madre-hijo, aumenta la autoestima, transmite seguridad e implica una relación afectiva peculiar que permite generar satisfacción y placer en la mujer. Además, la leche materna es más barata, está siempre disponible a la temperatura adecuada, no hay necesidad de esterilizarla y no hay errores en su preparación ni en su manipulación.