Está en

Niño | Educación | Cómo lograr que se porten bien

Cómo lograr que se porten bien Niño

Cómo lograr que se porten bien

Hay niños más tranquilos y otros a los que les cuesta más adquirir la disciplina y obedecer. Con una buena comunicación y perseverancia se puede conseguir.

Los niños necesitan normas y que les digan que “no”; necesitan hábitos que les sirvan para organizar su día a día.  En función de su edad, tendremos que ir enseñándoles poco a poco las reglas, para que las vayan interiorizando. Y para hacerles entender lo que pueden y no pueden hacer hay que utilizar la firmeza cariñosa. No olvides que los niños necesitan amor, dedicación, seguridad y paciencia.   

 

Una autoridad positiva

La desobediencia puede ser una etapa pasajera del niño, normal dentro de su desarrollo evolutivo. A los dos años suelen pasar por una fase en la que dicen que no a todo o, posteriormente, pueden ir surgiendo algunos miedos que les hagan portarse mal. 

Pero que el niño desobedezca también puede indicar que aún no ha interiorizado las normas. Para conseguir que lo haga, es esencial que le expongamos claramente la norma, adaptándonos a su lenguaje, siendo concisos (no hay que explicarles las razones profundas de todo) y siendo coherentes (la norma tiene que aplicarse siempre de la misma forma).

Por otro lado, es fundamental que estemos convencidos de que la norma es buena. Es decir, consensuar las reglas con nuestra pareja y estar de acuerdo con ellas nos ayudará a trasmitírselas mejor a nuestros hijos.

Y, por supuesto, no podemos saltarnos las normas que queremos que nuestros hijos respeten. Si le decimos que no grite y nosotros gritamos, jamás conseguiremos que el niño obedezca. Recuerda que los niños aprenden, en gran parte, por imitación y nosotros somos su espejo.

 

Disciplina mediante las rutinas

Seguir una rutina a diario y adaptar los horarios a las necesidades de los niños es muy importante para que se porten bien. Cuando los fines de semana nos relajamos y nos salimos un poco de los hábitos establecidos, los niños suelen portarse peor; además, luego les costará más coger el ritmo de nuevo.

Por eso es fundamental respetar lo máximo posible los horarios de comidas y de sueño y no flexibilizar demasiado el tiempo que pueden ver la televisión o jugar.

 

Cómo castigarle

Hay que aprender a educar con refuerzos, alabando las conductas positivas, en vez de recurrir a los castigos. Pero, evidentemente, habrá muchas situaciones que requieran castigar al niño. En estos momentos lo que no hay que hacer es formar una bronca, ni tampoco es momento para razonamientos (el niño está intranquilo y no atiende).

El castigo más efectivo es retirarle nuestra atención, mándandole a otro sitio diferente al que estemos: otra habitación donde no tenga distracciones. Esta acción debe hacerse inmediatamente después de que el niño haga algo mal y ser proporcional a lo que haya hecho (no podemos castigar a un niño muy pequeño a estar en un rincón durante dos horas).

 

Mejorar la comunicación

Para que nuestros hijos nos obedezcan hay algunos consejos que nos pueden ser muy útiles:

  • Pedirles las cosas de una en una: si les damos demasiadas órdenes encadenadas, seguramente conseguiremos que no nos hagan caso.
  • Acercarse al niño y mirarle cuando le hablemos.
  • Utilizar expresiones directas y claras: por ejemplo, cuando está pegando a otro niño, en vez de decirle “sé bueno”, que es ambiguo; habrá que indicarle claramente “no pegues a tu amigo”. O, en vez de decirle: “¿puedes recoger la ropa?”, ordenarle directamente que la recoja, no preguntarle si puede hacerlo. En definitiva, dejar claro lo que debe hacer, cómo debe hacerlo y cuándo tiene que acabar.
  • No justificarse: el niño se distrae. A la hora de dar una explicación hay que ser lo más conciso posible.
  • Recompensar los buenos comportamientos: cuando el niño obedezca y haga cosas bien debes felicitarle e incluso recompensarle con muestras de cariño y, en determinados casos, con un objeto material que a él le guste mucho.