Está en

Alimentación | Alimentos saludables | Las espinacas

Las espinacas Alimentación

Las espinacas

Contrariamente a lo que siempre se ha podido pensar, frente a la enorme cantidad de hierro que se la asocia, destacan otros componentes como el magnesio, sodio, fibra o vitamina A.

Otoño, invierno y primavera, durante estas tres estaciones puedes encontrar en el mercado espinacas frescas. Casi siempre, tienden a comprarse congeladas por la comodidad que esto supone, aguantan mucho tiempo congeladas, resisten y mantienen perfectamente sus propiedades. Además, su consumo da mucho juego, puesto que pueden tomarse tanto en crudo, en ensalada (de hecho es la mejor manera de comerlas, porque es cuando mejor se aprovechan sus nutrientes), pero los niños pueden ser reacios a comerlas de esta manera, por lo que se puede optar por hervirlas, pudiendo hacerlas más gustosas con un poco de nata por ejemplo, de tal manera que estos notarán un toque más cremoso que facilitará su consumo.

De color verdoso brillante (hay que rechazar aquellas que muestren las hojas más amarillentas), se dividen en diferentes variedades en función de la forma de su hoja. Esta puede ser rizada, la cual se suele comercializar fresca, o lisa, que tiende a comercializarse congelada o enlatada (su consumo es más habitual).

 

Mucho más que hierro

En cuanto a la fama que siempre se le ha dado a las espinacas de contener altos niveles de hierro, no es del todo cierto. Aunque la cantidad de hierro que posee no es despreciable: 3,57 miligramos aproximadamente de hierro por cada 100 gramos de espinacas hervidas, son precisamente las cantidades de muchos otros componentes los que hacen sombra al que siempre ha sido considerado como el protagonista.

Se trata de una verdura muy ligera, que apenas cuenta con hidratos de carbono o grasas, y cuyo contenido de agua es muy elevado (91,6 mililitros aproximadamente por cada 100 gramos). Su consumo resulta beneficioso, además, por el alto nivel de fibra que tiene. Es destacable también la cantidad de minerales con los que cuenta: magnesio, potasio, sodio, calcio y fósforo. En cuanto a su riqueza vitamínica, hay que destacar el elevado nivel de provitamina A (esencial para la visión, el buen estado de la piel, el cabello, las mucosas, los huesos y el buen funcionamiento del sistema inmunológico), y de vitamina C y E, todas ellas de acción antioxidante.

Se trata, por lo tanto, de una de las verduras más saludables: 100 gramos solo aportan 16 calorías aproximadamente, pero más completas.