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Las rabietas Niño

Las rabietas

El enfado es una emoción que permite que los niños se desarrollen de manera saludable. Pero, cuando es demasiado intenso o frecuente aparece el problema.

La ira es una emoción que nos informa de que alguien o algo está violando nuestros derechos o nos está bloqueando la consecución de nuestras metas. Dependiendo del control que tenga el individuo sobre esta emoción su forma de expresarla y de controlarla variará. No es de extrañar que, en los primeros años de su vida en los que aún los niños no saben canalizar la mayoría de las emociones, su manera de expresar la ira sea a través de enfados y rabietas. 

 

El niño agresivo

En algunas ocasiones, la ira se acompaña de la agresividad. En los niños más pequeños, las conductas agresivas son frecuentes, puesto que sienten que no tienen recursos que les permitan responder al entorno de una manera más efectiva. Para que los niños no se comporten de manera agresiva deberemos enseñarles a identificar su emoción (ponerle nombre), conocer su causa y expresarla de manera que canalicen su malestar de una manera adecuada. Para ello, será importante que nos apartemos de nuestros propios sentimientos, ya que la agresividad del niño muchas veces produce agresividad en nosotros mismos.

 

Pautas de actuación

  • Mantén el control sobre ti mismo: debemos saber controlarnos y no responder nunca de manera agresiva, puesto que los niños copian lo que ven.
  • Registra el comportamiento de tu hijo: antes de intervenir debes reflexionar y entender los determinantes de la conducta agresiva o las rabietas de tu hijo. Piensa quiénes suelen estar presentes, cuándo aparecen más y cómo actuáis ante sus rabietas.
  • Reflexiona con tu hijo sobre las causas de su enfado: cuando el niño establece una asociación entre motivos y conductas es capaz de analizar las situaciones de una manera más eficaz y efectiva. Si no entiende el por qué de su malestar deberemos intentar definírselo.
  • Enséñale conductas alterativas que le permitan expresar su malestar: estas estrategias pueden oscilar desde la sobrecorrección (pedir que acaricie al niño que ha pegado) hasta el entrenamiento en técnicas de comunicación asertivas.
  • Anímale a expresar verbalmente que está enfadado: Decir: “estoy enfadado” es el primer paso para gestionar la emoción.
  • Cuida la forma en la que das información al niño sobre su comportamiento: nunca debemos decir a un niño: “Eres malo”. Es importante que aludamos a su comportamiento. Por ejemplo: “María, has quitado la muñeca a Paula porque estabas enfadada. Debes devolvérsela para que así podáis jugar juntas”.