Está en

Bebé | 9 - 24 meses | La fase del no

La fase del no Bebé

La fase del no

Durante los tres primeros años, que los niños sean tan testarudos y egocéntricos es algo normal dentro de su desarrollo evolutivo. No debemos tratar de eliminar esa postura, sino hacerle entender que esa actitud no está bien con paciencia, comprensión y firmeza.

Hasta los tres años, el niño aún no tiene demasiados recursos lingüísticos, pero los que va alcanzando los domina a la perfección. Cuando observa que decir “no” produce ciertos cambios en el comportamiento de sus padres, empieza a sentirse seguro, a gusto consigo mismo y encantado de percibir que domina la situación. Es claro, por tanto, que su comportamiento terco tiene una relación muy estrecha con el desarrollo de sus habilidades, con el descubrimiento de su “yo” y, simultáneamente, de su voluntad. De hecho, para el niño este es un periodo lleno de cambios, ya puede reflexionar sobre lo que quiere a pesar de no conocer sus limitaciones, y su voluntad y los resultados obtenidos tienden casi a ser lo mismo. Por esto, cuando no consigue lo que quiere, reacciona negativamente ante cualquier imposición o límite externo.

 

Mucha paciencia

Si ya somos capaces de comprender lo “normal” de estas posturas tercas por parte del niño, nos será más fácil dotarnos de dosis extras de paciencia. Y esa paciencia adicional será consecuencia de nuestra capacidad de autocontrolarnos y de ver objetivamente la situación. Hay cosas que no pueden ser negociables y es bueno ser muy coherente y firme. Pero también hay otras en las que se puede ser más flexibles, como dejarles elegir el color de la camiseta que se van a poner o el tenedor con el que va a comer, o el muñeco que se van a llevar al parque; en estas sencillas elecciones, su voluntad estará presente.

 

¿Cómo actuar?

  • Prepara el terreno: si hay alguna actividad que rechaza especialmente, pero que es necesario realizar, avísale de que vas a ayudarle.
  • Sé claro y adáptate a su desarrollo lingüístico para evitar dudas en el mensaje que le queremos comunicar.
  • Utiliza pocas normas, pero evidentes y efectivas. Si no sabes algo, es mejor decirle que le contestaremos después, evitando dar la imagen de inseguridad.
  • Explícale por qué se hacen las cosas, pero sin que sea necesario su acuerdo para realizarlas.
  • Desvía su atención restando importancia a ciertas actitudes. Desdramatiza las situaciones desagradables.
  • No muestres desacuerdos con tu pareja frente al niño.
  • Destaca las cosas buenas que hace y déjale eligir cosas intrascendentes para ti, pero que para él supongan una reafirmación.
  • Predica con el ejemplo; nuestras actuaciones se deben basar en los valores en los que queremos que sea educado.