Rétate a ti mismo y a tu familia un desayuno diferente cada día y haced más feliz el momento del despertar. Aviva tus 5 sentidos con propuestas diferentes, originales y muy nutritivas.

Si te rompes la cabeza para hacer los tápers de la semana, ¿por qué no le dedicas más tiempo al desayuno? Es la comida con la que más hambre llegas después de 8 horas sin comer. Dale la vuelta a las propuestas clásicas (bollería, galletas, tostada…) y empieza a preparar desayunos muy especiales. Aquí te damos ideas de algunos ingredientes gracias  alos cuales conseguirás darte una vuelta a la primera comida del día.

• Bebidas vegetales.
• Yogures.
• Aguacate.
• Tomates variados.
• Hojas verdes y germinados.
• Panes integrales y con semillas.
• Granola casera.
• Quesos frescos y tiernos.
• Huevos.
• Salmón ahumado.
• Atún en lata.
• Hummus.
• Frutos secos.

 

El arte del desayuno

Esta comida debe incluir una fuente de energía a través de cereales, mejor si son integrales (el rey es el pan), las proteínas para los tejidos en forma de lácteo (leche, yogur, queso, cuajada, requesón) y una dosis de vitaminas y antioxidantes mediante la fruta entera, preparada, los batidos o zumos naturales. Si queremos enriquecerlo aún más podemos añadirle frutos secos o aceite de oliva, ya que ambos alimentos son fuente de grasas vegetales muy beneficiosas. El secreto del éxito es hacer estas combinaciones de modo diferente y original según tus apetencias del día.

 

Todo beneficios

El desayuno es realmente una comida importante porque se suministra al organismo la energía y los nutrientes tras varias horas de ayuno. De hecho, existen cada día más estudios que demuestran que un desayuno completo aumenta el rendimiento físico e intelectual.

Por otro lado, también hay numerosas evidencias científicas donde se demuestra que aquellas personas que desayunan tienen menores probabilidades de aumentar de peso, especialmente, si ese desayuno incluye alimentos integrales.

 

Normas para un desayuno feliz

• Dale tiempo: invierte entre 20 y 30 minutos en desayunar, masticando de forma lenta y siendo conscientes de lo que comemos. No olvides que el sistema digestivo tarda entre 15 y 25 minutos en sentir la sensación de saciedad.
• Hazlo acompañado (si es posible): es muy beneficioso aprovechar este momento para planificar el día, hablar de las actividades e interesarnos por los que nos rodean.
• Prioriza alimentos naturales: reduce casi por completo la toma de azúcares simples y grasas poco saludables (bollería, pastelería, cremas de chocolate, nata, zumos, mermeladas, galletas rellenas…).
• Elige cereales integrales y sin azúcares: como la avena o el centeno, o panes integrales con frutos secos, semillas…
• Divide el desayuno en 2 tomas: una a primera hora de la mañana y otra pequeña a media mañana. Repondrá tus niveles de energía y calmará el hambre.
• Toma fruta entera: masticar apacigua el hambre y favorece una mejor digestión. Los cítricos no combinan muy bien con los lácteos, por lo que intente no mezclarlos.
• Elige bien las grasas: escoge las mono o poliinsaturadas como los frutos secos, el aceite de oliva, las semillas…
• Añade proteínas, puedes elegir el queso fresco desnatado, o de vez en cuando el jamón serrano magro.